Han
pasado ya cuatro días desde el maldito día doce de enero y a veces pienso que
en cualquier momento voy a despertar, pero no, esto no ha sido un mal sueño,
esto ha sido real.
Reales
fueron los últimos momentos con Roxy; su apagarse poco a poco, su intento de
rezar mientras el capellán del clínico le daba la unción de enfermos, la
ilusión que tenia de que la operaran pensando que eso le daría más tiempo. Real
fue la última hora que estuvo con nosotros, su respiración agónica, su apagarse
como un pececillo que se saca del agua.
Hoy
sus cenizas vuelven a reposar en su hogar, junto a sus seres queridos, pero
sabemos que su espíritu voló hacia Dios con su último suspiro. Junto a él,
libre ya del dolor, vela por los que quedamos añorando su recuerdo.
La
vida ya nunca será igual sin ella pero recordaremos, como de hecho hacemos,
todos esos momentos de felicidad vividos juntos. Su alegría, su don
conciliador, su trato con todo el mundo que la rodeaba, el cariño con que
cuidaba de todos nosotros, su benevolencia hacia nuestras faltas y sobre todo
su sonrisa. Pero su ausencia, su ausencia pesara sobre nuestros corazones como
una losa granítica.
Creo
amor mío que intente hacer todo lo que pude por que tus últimos meses fueran lo menos
duros posibles. Intente no mentirte jamás sobre la gravedad de tú enfermedad,
sin decirte directamente aquello que no deseabas saber aunque, desde el primer diagnostico, sabia que
nuestro tiempo era finito.
Quise
vivir en el poco tiempo que nos quedaba otros treinta y un años tan felices
como los que tú y yo tuvimos desde que nos conocimos.
Ahora
solo me resta decirte;
Espérame
amor mío y se tú, quien vengas a buscarme en el día de mi muerte para juntos
poder seguir amándonos eternamente.
Tu esposo que jamás
podrá olvidar tú dedicación hacia mí y el amor que me profesaste:
Juan Carlos
3 comentarios:
Enorme su recuerdo y preciosas tus palabras.
Un abrazo.
Ayer me encontré con tu blog. El título me atrajo desde el blog Carreteras secundarias.
Me conmueven tus palabras, tu Fé, tu dolor,...... tu amor por ella.
Que suerte que la conociste, que te quiso, que anduvo parte del camino contigo. Que suerte, que suerte.
Ella ya está en Casa, allí te espera sin ninguna duda.
Un abrazo
Tuve la suerte de tener los mejores padres del mundoo,y me llena muxisimo k haya lleegaado hasta ti esye blog
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