|
Fotografías: The Battle We Didn't Choose My wife's fight with breast cancer (la batalla que no elegimos, la lucha de mi mujer contra el cáncer ) |
Hay más de 200 tipos de cáncer, el 80% son carcinomas (células epiteliales que
tapizan órganos)
como los de pulmón, colon y mama (los tres más frecuentes). En
España cada año se diagnostican 220 mil casos (con una supervivencia media a
los cinco años del 50%), y fallecen algo más de cien mil personas. Actualmente
viven un millón y medio de personas que padece o ha padecido la enfermedad (de
ellas medio millón en los últimos cinco años).
En sentido estricto cada paciente
tiene una enfermedad diferente, cuya evolución dependerá de la localización del
tumor, sus características moleculares y celulares, su extensión, la edad del
enfermo y su estado general. Si el tumor se ha extendido a otra parte del
cuerpo (metástasis) o
su localización lo hace intratable, su supervivencia a
los cinco años es mucho menor (páncreas: 5%, hígado: 10%,
pulmón: 12%).
El factor pronóstico más importante es el
estado funcional (cómo se encuentra el enfermo). Un índice de Karnofsky menor de 50 indica riesgo elevado de fallecimiento en seis meses,
en la mayoría de los casos independientemente de los tratamientos que se utilicen.
Otros factores importantes son la estimación clínica (juicio de los
profesionales), empeoramiento cognitivo, anorexia, disnea, xerostomía,
pérdida de peso y disfagia.
Toda enfermedad avanzada e
incurable es una amenaza para la vida,
pero también una oportunidad para
afrontar lo que queda y vivir el final conscientemente, como cada uno
pueda y quiera. Demasiadas
exprimir al máximo la
vida que queda, aliviar el sufrimiento y prepararse para morir en paz.
Negar lo evidente, no sólo es inútil, sino que empeora las cosas,
condenando al enfermo a morir en soledad.
veces los pacientes y sus familias,
deslumbrados por la tecnología médica, por los titulares de los
telediarios o por esa especie de pseudoreligión del pensamiento
positivo, no ven lo que está pasando, que se mueren, instalándose en la
mentira, perdiendo un tiempo que no tienen, malgastando sus energías en
una fantasía de curación, en lugar de dedicarse a
En los últimos años se está viendo que muchos de los tumores de
próstata, cuello de útero, tiroides, mama, colon y de melanomas “que se
curan” son un hallazgo histológico, células tumorales que se observan
en el microscopio, que nunca se habrían convertido en un cáncer
biológico (de crecimiento incontrolado hasta provocar la muerte). Sin
embargo, se tiende a tratar agresivamente todos los tumores, con la
paradoja de que sus consecuencias son más dañinas que el propio tumor
(histológico). En estos casos, sería mejor hacer un seguimiento de su
evolución que tratarlos como si fueran mortales, pero cuando el miedo
es libre no atiende a razones.
Informar al paciente es un imperativo legal y un reto profesional.
Dar las malas noticias,
poco a poco, en un proceso de comunicación honesto que facilite el
afrontamiento y la toma de decisiones. En las situaciones amenazantes
para la vida, es humano aferrarse a la mínima esperanza, pero e
so no
justifica el engaño sobre las posibilidades reales de que el tratamiento
pare la enfermedad. No se trata de impedir que “se agarren a un clavo
ardiendo”, sino de que sean conscientes de que lo es (una mínima
probabilidad), para que no se abrasen cuando la enfermedad progrese
causando en unos meses su fallecimiento.
¿Usted qué
preferiría: unos meses de vida aceptable o el doble de vida regular o
mala? Estos son los términos de la decisión. Si no me voy a curar, ¿Me
someto a tratamientos de quimioterapia, radioterapia o cirugía, que
deterioran mi calidad de vida a cambio de un hipotético aplazamiento
de la muerte?
La decisión no es fácil.
Para complicarlo más, hay enfermos de cáncer (parece ser que menos
del 1%) que sobreviven mucho más que la media. Algunos de los que
recurren a terapias complementarias afirman que estos enfoques, como
la “nueva medicina”, les ha salvado la vida. La verdad es que esta
evolución “milagrosa” existe, pero muy raramente. Prometer la curación
utilizando estos casos anecdóticos, aprovechándose de la
vulnerabilidad ajena, es una estafa que mantiene un formidable negocio.
Con potingues, dietas o “chamanes” y sin ellos, hay enfermos de
cáncer que no mueren. Es inexplicable. Si dispone de tiempo y dinero
para un tratamiento complementario que le resulta satisfactorio
hágalo, pero no se deje engañar.
Morir de cáncer
Un enfermo oncológico que se pasa la mayor parte del día encamado
probablemente fallecerá en las próximas semanas, sobre todo si presenta
otros síntomas como pérdida de peso, deterioro cognitivo, falta de
apetito (anorexia), dificultad respiratoria (disnea), sequedad de piel y
mucosas (xerostomía) y dificultad para tragar (disfagia).
|
mesotelioma por asbesto |
El
proceso terminal de cáncer es el paradigma del deterioro progresivo,
un periodo en el que el enfermo de una forma inexorable va empeorando
cada semana o cada día, aumentando la postración, con una experiencia
de sufrimiento que puede llegar a ser insoportable.
Todos
queremos evitar el sufrimiento. Por eso, cuando se le pregunta a la
gente si preferiría una muerte súbita (infarto agudo de miocardio) o
una muerte anunciada tras un proceso de enfermedad, la mayoría elige
desparecer, dejar de existir, de manera rápida e inconsciente. Pero
no
podemos elegir, la vida, el azar, el destino, la providencia, o lo que
sea, le reserva a cada cual su propia muerte. Quizás no podamos cambiar
la evolución, pero
sí el proceso de morir, disminuir el sufrimiento y
aumentar el confort, la calidad de la muerte.
Lo único bueno
de un proceso terminal es que avisa de que el final está cerca,
permitiendo afrontar la muerte y despedirse. Sin embargo, a pesar de que
la Parca comunica a los vivos que anda cerca,
muchas veces enfermo y
familia prefieren mirar para otro lado, desperdiciando una oportunidad
única:
vivir su propia muerte.
Enlaces
Quiero morir en casa. ¿Puedo?